Cuidado con las Frases Hechas

Febrero 2006

Desde hace algún tiempo y al fragor de la sorda lucha civil que viene polarizando a la opinión pública en populistas versus republicanos, los argentinos nos estamos habituando a algunas frases hechas.
En realidad son “conceptos hechos” usados por el gobierno y sus compañeros de ruta con el objeto de servir a sus propósitos, que permanecen invariables a través de administraciones peronistas, radicales o militares desde hace décadas.
Estos son, desde luego, los de asegurar sus intereses privados, los de la corporación a la que representan, sus privilegios y lealtades de silencio.
También, claro, facilitar la vida a sus electores y trabajar para la prosperidad general del país (en ese orden).

Frases-concepto de alto impacto como “ distribución de la riqueza” o “inclusión social, producción y trabajo” vaciadas de contenido, son profusamente usadas por la actual jefatura peronista con la finalidad de prolongar en las mentes simples la ilusión de que su sistema de socialismo populista conducirá, ahora si, al logro de esas metas.
Nuestra historia, la experiencia internacional y la ciencia económica seria demostraron de manera inequívoca que esto es falso. Aplicando con pavorosa exactitud las recetas que aplica hoy nuestra conducción política, Argentina se despeñó desde las alturas del Primer Mundo hasta el mugriento sótano de pobreza y descrédito en el que nos hallamos.

La interpretación mayoritaria así como las acciones y declamaciones de nuestros patrones políticos para estas frases hechas tratan de hacer creer otra vez que llegaremos a desarrollarnos con :

a) una muy alta presión impositiva

b) un Poder Ejecutivo pronto al puñetazo sobre la mesa

c) unos legisladores que obedezcan a quien puso sus nombres en la lista en lugar de actuar en defensa de los ciudadanos de a pie

d) un Poder Judicial alineado y dócil con el gobierno antes que garante de la Constitución Nacional.

e) un sistema que sostiene todo esto atosigando a la mayoría con educación basura que no fomente la libertad, la civilidad, la no violencia, la creatividad, la independencia de criterio, el ansia de progreso y la capacidad de cuestionar a la dirigencia.



Olvidamos, sin embargo, que los desocupados, los indigentes, los analfabetos tecnológicos, los clase media pauperizados, los ancianos temerosos por inseguridad y pobreza, los servidores públicos con salarios indignos y todos los que están en una situación vulnerable en nuestra sociedad, están en esa situación precisamente por efecto de años de mal gobierno a manos de la misma ideología que seguimos ratificando en las urnas y en las encuestas de opinión hasta el dia de hoy.
Los votantes que sostienen este populismo socialista a la criolla creen que :

a) alguna gente tiene demasiado dinero.

b) muchísima gente tiene muy poco dinero.

c) la solución es quitarle mediante impuestos lo máximo posible a los de a) y repartirlo sin tardanza entre los de b)

d) los de b) son más y por lo tanto tienen derecho a obligar por la fuerza a los de a) a entregar su dinero.

e) los de a) son culpables de la situación de indigencia de los de b) y por lo tanto es justo que se les quite el dinero.

f) además, qué diablos, nos causaría gran placer ver a los de a) de rodillas, castigados y sin tantas comodidades. Matarlos, no, pero si con un buen dogal al cuello.

En definitiva, esto es lo que significa aquí la frase “distribución de la riqueza”. Por estos razonamientos se la justifica y se la apoya en las urnas.
Peronistas, radicales, socialistas, nacionalistas, fascistas, comunistas, democristianos, humanistas y otros consideran con distintos matices, acentos o caretas más o menos vergonzantes que esta interpretación de distribución de la riqueza es correcta.

Lo cierto es que todo lo anterior es la perfecta demostración del enanismo mental causante de nuestra debacle nacional.
Desde Suecia a Uganda esta forma de pensar fracasó, fracasa y fracasará porque está demostrado que las sociedades exitosas y con el futuro más luminoso son las que superaron al enano del igualitarismo y se percataron que “distribución de riqueza” es :

a) alguna gente tiene demasiado dinero.

b) muchísima gente tiene muy poco dinero.

c) la solución es que los de b) se acerquen lo más posible y sin tardanza al nivel de los de a)

d) los de b) son más y por lo tanto pueden forzar políticas que hayan demostrado eficacia en la creación de riqueza y en la educación de la inteligencia colectiva.

e) nuestro propio voto es el responsable de que políticas educativas y económicas erradas hayan causado tanta pobreza y decadencia.

f) además, qué diablos, la envidia no solo es un pecado capital sino que trae implícito su propio castigo como generadora de indigencia.

Del mismo modo, la frase de batalla “inclusión social, producción y trabajo” en referencia a los objetivos manifiestos del modelo en vigencia llama a engaño a una gran cantidad de personas sencillas que creen que a través del sistema de “quito y reparto” se logrará :

a) que los desocupados, los sin educación suficiente, los ancianos e incluso los delincuentes (p.ej. piqueteros violadores de leyes y derechos) sean recuperados para la normalidad de un trabajo digno, una educación aceptable y un ambiente de respeto al prójimo.

b) que se instalen miles de pujantes fábricas y empresas que provean buenos empleos y aumenten la producción nacional en todos los rubros.

Y nuevamente lo cierto es precisamente lo contrario. Está a la vista de propios y extraños el dramático resultado de 75 años de trasnochados al mando.
Con brevísimas exepciones el populismo nacionalista de cultura igualitaria decidió sin impedimentos serios los destinos de la república. Y así nos va.
¿O no?
Si queremos lograr inclusión social, producción y trabajo simplemente debemos mirar a aquellas sociedades que por el duro camino de prueba y error a lo largo de cientos o miles de años, hoy lo están logrando en forma seria y consolidada.
Son las sociedades a las que todos quieren emigrar, como lo fue la Argentina del Centenario, la del Primer Mundo.
La fórmula ya está inventada señoras y señores. No sigamos probando terceras vias geniales ni atajos en el país de los vivos.
No hay otra : Libertad, sobre todo económica y de una audacia que asombre al mundo, pero también para vivir como a cada quien le parezca sin ser discriminado ni obstaculizado porque la gente más libre es la más creativa. Propiedad, respeto que empieza por disminuir al mínimo la exacción fiscal o regulaciones laborales paleolíticas, entre otras cosas, para atraer agresivamente capitales y emprendedores de riesgo de todo el orbe.
Y Seguridad Jurídica ya que los derechos no pueden ser violados y ningún violador de derechos puede quedar impune bajo ninguna circunstancia, para atraer la confianza de empresas e ideas innovadoras de todas las áreas del conocimiento y la industria mundial.
Desde luego, Argentina puede dar ese salto impresionante hacia una prosperidad sustentable que cumpla con creces y en poco tiempo los anhelos de los marginados. Puede haber inclusión social, producción y trabajo en abundancia. Puede haber distribución más justa para las riquezas producidas pero solo si cambiamos en el sentido correcto la interpretación de estas frases hechas.